15 septiembre 2010

Lucila

Lucila lee día a día los relatos y en cada uno, encuentra un sueño o una sensación que ella también pasó. Soñó varias veces que salía a la escuela y cuando llegaba al patio se daba cuenta de que estaba descalza o que tenía puesto solamente el guardapolvo y nada abajo. También soñó muchas veces que estaba en su casa, donde vivió siempre con su mamá y de repente subían miles de milicos por el ascensor y la escalera; ella estaba con la puerta abierta y tenia que cerrarla, pero cuando lo iba a hacer no tenia fuerza...o soñaba que la perseguían y no podía correr, por más impulso que tomara, de repente los pies le pesaban una cantidad tal, que todo se ponía como en cámara lenta (salvo su corazón que latía rápidamente). Soñaba muchas veces, que tenia que esconderse, ya que los milicos habían entrado en su casa; las únicas salidas que encontraba eran la rejilla del desagüe o las tuberías de gas, lugares imposibles para entrar, meterse y escapar, pero mágicamente sucedía como en el cuento de Alicia en el país de las maravillas y Lucila  se hacia pequeña, tan pequeña, que lograba escapar. Una vez, soñó que entraba a la morgue y lograba ver a su padre, como dormido sobre una camilla de aluminio. Ahí, sentía alivio de por fin encontrarlo: muerto, pero por fin, poder ver su cara, su cuerpo y cerrar una angustia...claro que eso fue solo un sueño, pero se sintió más liviana al despertarse.

Estando embarazada, le pasaba que cuando su pareja se iba a trabajar a la radio y salía de la casa a las 5am, ella embarazada de 6, 7, 8 meses, se despertaba ni bien él cerraba la puerta y en el amanecer, oscuro aún, se quedaba pensando por donde podría escapar si alguien llegara a entrar a su casa. Planeaba como salir de su cuarto, pasar para el patio y cruzar por la medianera a la casa del vecino y todo eso, con una panza enorme...ella cree que ese miedo, o necesidad de encontrar la salida, se lo transmitió su madre cuando estaba embarazada de ella. En el edificio donde vivían hasta pocos días antes del secuestro del papá de Lucila, su mamá siempre miraba por la ventana para ver cual era la altura y poder calcular la soga de sabanas que pudiera bajarla hasta la calle...Y Lucila siente que hubo transmisión de sensaciones, porque recuerda los miedos de su madre, como en carne propia.

3 comentarios:

  1. Creo que de las pesadillas en los embarazos se podría seguir escribiendo largamente. En el embarazo de mi primer hijo, soñé que Astiz me secuestraba y me llevaban a una casa enorme en alguna playa solitaria de Uruguay junto a otras embarazadas para que pariésemos ahí. Uf! Me da escalofríos.

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  2. Cierto, los sueños en los embarazos son un trip aparte...no existe nada tan vívido, intenso y realista.

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  3. Angela:exelente iniciativa, y enhorabuena que puedas compartir activamente la historia que te ha tocado vivir, con una fuerza y entereza admirable. Además, "hacer historia", de algún modo. Siempre me acuerdo de dibujos tuyos, impresionantes, como esos ojos de niña captaban todo! Un abrazo enorme, Analía Szabó

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