
Solían ir con su familia dos o tres veces al año desde Palomar a Moreno, a veces iban por Campo de Mayo pero les daba miedo, porque sabían lo que sucedía allí. Los primos de Victoria vivían en una quinta muy descampada, ese espacio se llenaba de rincones escondidos para protegerse en las persecuciones y enfrentamientos que también ahí representaban.
En el sueño que ella recuerda con más claridad, se reproducía algo semejante: Victoria buscaba un lugar para esconderse, pero entonces, sus pasos eran lentísimos y sus perseguidores, que eran adultos y tenían uniforme, se acercaban con velocidad. Cada vez que Victoria estaba a punto de alcanzar un buen lugar para escapar (podía ser un túnel que se abría en medio de un sótano), se paralizaba. La persecución culminaba en una especie de rancho, en donde había una ventana altísima desde la cual se terminaba tirando, para no ser detenida.
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