06 octubre 2010

María

María recuerda que su hermanita nunca pudo dormir bien. A Lucía, la secuestraron cuando tenía 10 meses, junto a su mamá. Unos días después la abuela la encontró en una sala cuna, siempre supusieron que los milicos, la habían dejado ahí de toque.
Lucía tenía dos tipos de pesadillas: unas que eran solamente de sonidos. No veía nada, sentía gritos a lo lejos y una canción de cuna.
Si no, soñaba que en Ledesma -donde vivían- entraban cientos y miles de tigres al pueblo. Los tigres destrozaban a toda la gente y se armaban ríos de sangre. Lucía les tenía pánico a los tigres.
 
Con el tiempo, descubrieron que su hermana había entrado a la Esma junto con su mamá, donde uno de sus torturadores era el peor de todos tigres: Tigre Acosta.

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